¿Realmente existe el «volver»? Volver a ver Septiembre escrito en el calendario, volver al trabajo, volver al colegio, volver a un sitio donde has vivido… ¿Vuelves o llegas? Tú no eres la misma persona que se fue, el tiempo pasa, el resto de personas tampoco son iguales, las cosas puede que no estén en el mismo sitio…
Así, en general…
Nunca me ha gustado el colegio.
Creían que sí porque sacaba buenas notas,
porque lo hacía sin esfuerzo,
porque era obediente,
porque era «buena» y me portaba «bien».
Peeeero me aburría soberanamente,
quería irme a casa,
a la calle,
a cualquier lugar.
Me sobraba gente, ruido y ese trato… meh…
Pero tengo que decir que me encantaba aprender.
Y me sigue gustando.
Y ya no me asquea el colegio, así, en general. De hecho he trabajado en ellos y lo he disfrutado muchísimo, tanto con los niños como con maestros, pedagogas y otras especialistas.
Y al volver a septiembre…
Vuelvo sin querer 22 años atrás, al curso que perdí me hicieron perder por bullying.
Y vuelvo también a 21 años atrás, esa «vuelta» después de un año infernal, esas náuseas al cruzar la puerta, esos días interminables… Taquicardias, sudores, ganas de llorar… Y salir en busca de ese hueco en la reja por el que cabía para poder escaparme y respirar.
Yo no volví al instituto. Era otra muy distinta.
Mentía. Como nunca he mentido y a quien nunca antes había mentido.
Y me sentía mal. Casi 24/7.
A veces digo que nunca había dormido tan poco como con mis chiquitos pero no es cierto, esos dos cursos dormía nada y menos.
El tiempo ha pasado pero las experiencias no se borran.
También recuerdo y revivo la vuelta de hace 20 años. Mas fuerte, con otras experiencias dignas de ser olvidadas pero algunas que guardo con cariño. Al fin… Pero tampoco volvía la misma. Empezaba una nueva.
Volver a septiembre y Laia llegando al colegio
Ahora saltando al 2019, hace solo 2 años.
Una niña que entra en P5 con toda la ilusión del mundo, con conocimientos adecuados a su edad y que pasa de ser una niña normal de 4-5 años a parecer un engendro del mal.
Y veo en ella ciertas actitudes que me hacen volver a mis 15. Pero no vuelvo porque no soy la misma, porque soy su madre y uso ese recuerdo, adaptándolo a una niña pequeña, para saber cómo indagar, para saber qué pasa.
Y lo que pasa no está bien y no tiene solución según el centro, así que la damos de baja y seguimos aprendiendo en casa.
Una de las consecuencias de haber ido a ese centro fue el rechazo a escribir. En el penúltimo párrafo de esta publicación de Instagram puedes imaginar por qué:
La invitada especial: COVID-19
Hizo su aparición unos meses después de haberla dado de baja.
Y al volver septiembre ella no volvió al colegio. No era un septiembre normal, era con COVID en el aire (jojojo, qué aguda, cómo hilo, en el aire, las mascarillas, los aerosoles…) Aunque le correspondía empezar primaria, ni ella estaba en condiciones óptimas para enfrentarse sola a un nuevo centro (por el coronavirus no había acompañamiento posible en ningún sitio), ni pudimos conocer a fondo el funcionamiento de otros centros.
Decidimos priorizar su salud mental a escolarizarla y hemos sido oficialmente homeschoolers (o unschoolers, no sé qué cajón nos corresponde) durante un curso.
¿¡Y su educación, su socialización, sus rutinas, el paso del tiempo?!
En su sitio, gracias por la preocupación.
En cuanto a la educación está en el nivel que le corresponde en todos los aspectos.
En lo que se refiere a socialización puedo asegurar que pocas criaturas hablan tan bien y con tan poco problema tanto con adultos como con niños. Vamos, que es capaz de hacer amigos y conservarlos y de ir sola a comprar pan.
Para el paso del tiempo llevamos ya tiempo usando distintas maneras para que se ubiquen:
- Cena de pizza y peli los viernes.
- Cuenta atrás de visitas, fiestas, eventos importantes… escribiendo cuántos días quedan y tachando uno cada noche.
- Calendarios visibles donde apuntamos fechas señaladas y vamos tachando el día cada mañana.
Y las rutinas… Yo no necesito que alguien externo me marque rutinas. Soy adulta y ellos no, ya, pero solo necesitan una guía. No vivimos desrutinizados, presas del caos y la anarquía por no tener horarios escolares marcados, lo prometo, nunca hemos vivido así XD
Ayudarles con el paso del tiempo, las responsabilidades y rutinas
Cuando sacamos a la chiquita del colegio me encontré sola en casa con una niña de 5 años que lo estaba pasando muy mal y así lo manifestaba, un niño de 3 que no entendía por qué su hermana se comportaba como lo hacía y un bebé recién nacido. La party…
El calendario ya lo usábamos pero mes a mes y pensé en ponerlo como en la foto que encabeza el post, donde diciembre es el que está arriba, como las 12 en el reloj, para que sea muy visual que los meses se repiten. Retiro y sustituyo los meses una vez transcurridos 6 meses. Es decir, en junio cambio el diciembre que ha pasado por el que viene; en julio, cambio el mes de enero por el del siguiente año; etc.
En lo que se refiere a las rutina y para aumentar su autonomía, que aquí Montessori rules, además de para que no me viese ella como una ogro mandona, pactamos unos mínimos y les hice una checklist a cada uno que, puesta dentro de una funda de plástico iban marcando con un rotulador (los de pizarra blanca se borran mejor pero da lo mismo).

No es una tabla de recompensas, no hay condicionantes, es un recordatorio para ellos mismos. Estaba colgada en un lugar visible, ellos iban marcando lo que hacían y por la noche le echábamos un vistazo justo antes de borrarla para que viesen si la habían completado o no.
Tengo pendiente hacerles las nuevas para este curso pero aquí te dejo la plantilla modificable de las de la foto. Si no te apañas con el Canva, escríbeme por Instagram o por correo electrónico y puedo intentar apañarte una (no sois muchas las que habéis leído hasta aquí, no tendré hordas de peticiones XD).
Y lo de volver…
Yo no vuelvo, yo llego. Siempre hay algo nuevo, como mínimo yo misma.
Feliz vuelta llegada a septiembre.
Una respuesta a «Volver a septiembre… ¿Volver?»