Temas «de mujeres». Nada que callar

Hoy

Es 7 de agosto de 2022, último día de la Semana Mundial de la Lactancia Materna (SMLM) de este año, y no hay nada que callar.

La SMLM fue establecida por la OMS/UNICEF en 1992 con el objetivo de concienciar y estimular la lactancia materna.

Semana Mundial de la Lactancia Materna 2022. AEPED

¿Por qué?

Porque la lactancia materna es, en términos generales, la mejor opción para alimentar a un bebé recién nacido en cualquier lugar del mundo porque no dependes del suministro de preparados lácteos, ni de agua potable, ni de objetos donde preparar y dar la leche al bebé.

Aun siendo lo esperable, aunque no obligatorio, por ser mamíferos, durante años no se consideró la mejor opción. Se veía, o vendía, como algo antiguo, peor que los preparados modernos que permitían a las mujeres dejar a sus bebés con otra persona para irse a trabajar.

Por una parte avanzaba la industria de la lactancia artificial y por otro las investigaciones en diferentes países sobre las diferencias entre ambas lactancias.

Se convirtió en necesario informar sobre los beneficios, perjuicios y condiciones necesarias para cada tipo de lactancia porque no es lo mismo preparar leche adaptada cuando tienes recipiente específico para ello, suministro de leche y agua potable, que cuando faltan estos recursos.

También fue necesario aprender mas sobre lactancia en general, sobre dificultades en el agarre por posición, por estructura (paladar hendido, anquiloglosia), por técnica en general.

Hablar de grietas, de pezones, de tetas, de dolor, de ingurgitación, de cómo acercarlo, de cómo soltarlo, de si 5 minutos o hasta que reviente, de si llora o no, de entuertos… Cosas «de mujeres» que no solían hablarse en público.

Tampoco se daba teta en público.

Otra cosa «de mujeres» eso de andar con la teta al aire como … Seguro que puedes terminar la frase.

De aquellos barros…

Esa generación que cambió la teta por el biberón fueron las mujeres que entraron en el mundo laboral en tropel, teniendo que mimetizarse con los hombres para que las considerasen merecedoras de sus puestos.

Tuvieron que criar como si no trabajaran y trabajar como si no criaran.

Tuvieron que mantener ese los trapos sucios se lavan en casa y esos trapos, entre otros, incluían el mal humor del marido, las toallas con regurgitaciones, los pañales, las compresas de tela, las sábanas vomitadas por un niño pequeño… Otra vez esas cosas «de mujeres»

…estos lodos

Y en el 2022 otra generación de mujeres habla sobre tetas que duelen, barrigas que se aflojan, pieles que se agrietan, hartazgo de bebés que lloran.

Sobre cómo consolarlos, cómo pasearlos, cómo dormir mejor, por qué no habla, por qué ya corre, por qué no anda… Y lo hacen en alto.

Piden, e incluso se atreven a exigir, mejoras laborales, condiciones que permitan gestar, alimentar y criar primando el bien supremo del menor.

No quieren lavar los trapos sucios en casa.

No quieren cosas «de mujeres» y cosas «de hombres» porque saben que son cosas inherentes a la humanidad, que los que hoy son hombres también fueron niños y también son padres.

Aun así, siguen alzándose voces diciendo que esos temas son DE MUJERES y que calladitas estamos más guapas.

Que a ver si no tenemos otro tema de conversación, que esto ya cansa, que vamos a aburrir a nuestros maridos y hasta a nuestros hijos cuando crezcan… Como si necesitásemos su beneplácito para SER.

Bueno, o no te calles, pero háblalo bajito, que me molestas. Y mira a tu marido, que no se queja tanto.

Pues por una parte DEBERÍA quejarse. Si se levantara por las noches, tendría sueño.

Por otra parte y poniendo otro ejemplo tonto, él no entra en modo zepelín durante 9 meses para luego tener un globo deshinchado donde antes había una piel tersa, NORMAL que no hable de ello…

Nada que callar

Para que las mujeres pudiesen ocupar puestos de responsabilidad se tuvo que hablar de injusticia, de trabajo doméstico y de capacidad.

De personas que recibían golpes de sus parejas día sí y día también se tuvo que gritar bien alto que ya estaba bien y muchas quedaron en el camino. ¿Quién recuerda el «mi marido me pega» con risas enlatadas de fondo? Hoy no pondrían risas de fondo porque se ha hablado, no había nada que callar.

Para que aumentasen las tasas de lactancia materna, que mueran menos niños porque de repente se termina la leche en polvo y que nosotras, aunque hayamos dado biberón, seamos capaces de ayudar a otras que quieran dar teta, se tuvo (y tiene) que hablar de tetas y de su leche.

Que nadie le dice a una médico que deje de hablar de medicina, a un maestro que deje de hablar de enseñanza o a una futbolista que no hable de deporte. Pero parece ser que a una mujer se le puede decir que deje de hablar de maternidad y de su cuerpo.

Y NO.

La que hoy es tu realidad no empaña la mujer que eres.

Que hoy hablas de estas cosas porque te preocupan o afectan pero tú nunca serás «solo» madre.

Eres, primero, persona, y luego puedes ser madre, tía, hermana, amiga, abuela, empleada, jefa, lectora, pintora…

Que hoy tu tema principal sea X no implica que no sepas hablar de Y.

Quien no te quiera escuchar, que se aleje; quien no te quiera leer, que cambie de libro, blog o deje de seguirte en redes sociales.

Que no tienes nada que callar.

Ni hoy, ni nunca.

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