¿Efecto Matilda en ciencias de la salud?

El efecto Matilda es, según la Wikipedia, el no reconocimiento de los logros científicos de las mujeres, atribuyéndose su trabajo a compañeros masculinos.

Actualmente, las mujeres siguen encontrándose con barreras en el acceso y el desarrollo profesional en materias relacionadas con las ciencias.

Fisioterapeuta es nombre de mujer

Tradicionalmente, el médico ha sido hombre y la enfermera, mujer, porque nosotras nos encargábamos de los cuidados. Tiene que ver con el origen de la enfermería, pero eso es para otro post.

En España, en 1953 se unieron las profesiones de enfermera, matrona y practicante en el título de Auxiliar Técnico Sanitario (ATS). De la necesidad de especialidad para esta profesión, surgió, en 1957, ayudante de Fisioterapia y en 1972 se establecen como estudios independientes de los de ATS. La Diplomatura en Fisioterapia llegó a finales de 1980.

Esta pequeña introducción histórica es para destacar que, puesto que el cuidar era profesión principalmente femenina, la gran mayoría de fisioterapeutas eran mujeres, al menos hasta 1972, cuando se separaron los estudios.

Estudiando

Empecé a estudiar fisioterapia en setiembre del 2004.

En mi curso, igual que en los siguientes, la gran mayoría éramos mujeres. Habría unos 15 chicos de 80 matriculados. La verdad es que durante la formación en la universidad no noté ningún tipo de discriminación.

Igual no noté nada porque no quise o no supe verlo. Ahora lo pienso y recuerdo que la mayoría de profesores eran hombres. También la gran mayoría de técnicas con apellido que nos enseñaban tenían nombre de hombre…

La única mujer que recuerdo, así, sin pensar demasiado, es a Berta Bobath, una fisioterapeuta que, con su marido neurólogo, Karel Bobath, crearon el método que lleva su apellido. No cuenta demasiado porque es el «matrimonio Bobath» que lo creó, no Berta Bobath…

Es curioso que cuidemos tanto y creemos tan poco.

En las prácticas sí empecé a oír frases que venían de las personas a las que atendíamos, tipo:

«No me pongas a la niña de prácticas, mejor ponme al chico, que mi lesión es seria»

«¿Seguro que esta nena tendrá fuerza para tratarme?»

«¿Que estudias para enfermera?¿¡Fisio!?¿Ya podrás?»

De nuevo no supe verlo. Lo achacaba a que siempre he parecido algo más joven de lo que soy, pero esa infantilización me empezaba a molestar.

A trabajar

Terminé mi diplomatura en junio del 2007 y vaya choque con la realidad tuve al terminar de estudiar…

Estaba preparada para hacer entrevistas de trabajo, motivadísima, amaba mi profesión y quería orientarme hacia investigación o formación de futuros fisioterapeutas… Hasta que me dijeron algunas de estas frases para enmarcar:

«Te cogería, pero te veo tan nena que no sé si aguantarías el ritmo»

«Si tuviésemos niños te cogería, pero no creo que a los pacientes a los que atendemos les guste que coja a una chica»

«¿Ya tienes fuerza?»

«¿Tienes novio?»

Permíteme que dude que le preguntasen lo mismo a mis compañeros masculinos, que empezaron a trabajar antes y mejor pagados que yo en el sector privado.

Cuando al fin conseguí empezar a tener contratos en la pública, después de varios contratillos pequeños en empresa privada y mucha formación complementaria, la cosa no mejoró… Me han llegado a pedir que cambie yo un pañal porque el auxiliar de enfermería (sí, hombre) tendría cosas mejores que hacer… Y no tengo ningún problema con los pañales de adultos, es que no es mi función como fisioterapeuta y tengo personas a las que atender.

¿Seguro que es efecto Matilda?

Cuando leí que Saludesfera, en colaboración con Tú cuentas mucho (Novartis), nos invitaba a contar nuestras experiencias con respecto a este tema tuve mis dudas sobre escribir este texto o no por tres motivos:

  1. Las ciencias de la salud no son ciencias puras.
  2. Hay presencia importante de la mujer en profesiones sanitarias.
  3. Pensaba que simplemente era machismo.

Los tres puntos son ciertos. Pero si se me discrimina por ser mujer y no se me contrata por ello, y para hacer investigación o dar clases como profesora asociada en la universidad necesitas estar en activo, se me está impidiendo el acceso a la investigación y la docencia.

Además, se infravalora mi formación y mis habilidades personales y profesionales, tanto por parte de superiores como de pacientes (hasta que me conocen, al menos) por ser mujer.

A mí me parece #efectoMatilda. ¿Tú qué crees? ¿Te has encontrado en situaciones similares?

3 respuestas a «¿Efecto Matilda en ciencias de la salud?»

  1. Creo que sí es efecto Matilda y también pienso que no se produce exclusivamente en los estudios de ciencias. Personalmente mis estudios son de letras puras, Historia, y estimo que tan sólo un 20% de los profesores con los que me formé eran mujeres y los libros, tesis y estudios con los que trabajábamos de autores mayoritariamente masculinos. A la hora de buscar trabajo siendo mujer el campo parecía limitarse a la docencia y la investigación, especialmente en la especialización de historia económica, casi un imposible. Las mujeres seguimos relegadas a un segundo plano en casi todos los ámbitos. Lamentable…

  2. Me dejas de piedra! Yo vengo de dos carreras «femeninas» : educación infantil primero y psicología después, éramos caso todo alumnas. Al empezar trabajando con niños y adolescentes no me encontré con esa discriminación, supongo que por que una mujer trabajando con niños es lo «natural». Pero si que con los años amplié horizontes al campo de la sexualidad y allí me he encontrado comentarios muy machistas del tipo «debes ser una cachonda» o «te debe ir la marcha» desvalorizando mi trabajo. A una compañera de trabajo fiosoterapeuta como tu le ha pasado muchas veces lo de «seguro que vas a tener fuerza?». No conocía el efecto Matilda nombrado como tal, siempre se aprende algo. Y me hace reflexionar ya que en psicología todos los grandes autores son hombres, muchos misóginos como Freud.
    Un abrazo!

    1. Hay un podcast de Señoras y Podcast (Señoras en la Sombra) en el que hablan sobre el efecto Matilda y dan varios nombres de mujeres que vivieron a la sombra de sus maridos solo por ser mujeres.
      Con lo de la fisioterapia es muy triste, hace falta técnica, no fuerza bruta, y que gente joven haya dudado al verme a mí el primer día como su fisioterapeuta porque “esperaba un chico”, o que siempre me llamen “nena”, enfermera o “chica”… uff! Es duro ver lo machistas que seguimos siendo en tantos ámbitos…

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